martes, 30 de noviembre de 2010

Lo que G me dejó

Son alrededor de 7 kg. Si bien nunca fui flaca, ni aspiraré a serlo mientras viva, sí estaría ge-nial volver a usar, no sé, mi ropa. O sea, todo bien con estos pantalones con elástico enorme en lugar de cierre, pero, mmmhhh, pasaron 3 meses ya!
El otro día J, escuchándome quejarme como siempre sin hacer nada al respecto, y en su típico tono conciliador, me dijo "Bueno, pero pensá que acabás de tener un bebé!" Error, J, sabés bien que el tono conciliador conmigo es un arma de doble filo... "¿Acabo de tener un bebé? Pasaron 2 meses y medio, ya nadie diría que acabo de tener un bebé!!" (Sin respuesta, bien ahí).
En fin, harta de mí misma, tomé coraje y saqué turno con una nutricionista. La amorosa me dio una dieta disociada, sencillísima: un día pollo, un día pescado, otro frutas, otro verdura. Great. Imposible, impracticable en mi vida actual. Pero me la banqué como una señorita y recién mandé todo al carajo ayer a la noche, en lo de mi suegra. Tocaba frutas y me clavé un pollo con papas y batatas y helado de postre. Casi igual, ¿no? Y justo el día antes de pesarme, qué capa...

Igual, no me importa nada, esta historia tiene final feliz: bajé 2 kilos y medio, me cambió la dieta imposible por una "sobrellevable", y conseguí permiso para llevar a G conmigo la semana que viene (porque el temita de dejarlo me pone nerviosa, no por él, sino por joder a los demás...)

Score!

2 comentarios:

  1. No te obsesiones, realmente acabas de tener un bebé!! Yo nunca he puesto en práctica la dieta disociada porque aunque da buenos resultados para perder peso, no me parece saludable además de resultar bastante difícil de llevar (no digamos ya si comes fuera de casa).
    En cambio me va genial la dieta de la zona, mucho más flexible y nutricionalmente completa.

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  2. Cómo es la dieta de la zona? Nunca la había escuchado nombrar!

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