jueves, 9 de junio de 2011

Llegó el momento: termino el relato del nacimiento de G.

(Empieza acá.)
DISCLAIMER: Esto es ridículamente largo. No pretendo que nadie invierta valiosos minutos de su vida leyéndolo, pero era importante para mí escribirlo antes de que el tiempo y la memoria me lo robe.

Llegamos a lo de mi mamá. Me abrió la puerta mi abuela, que había venido desde Punta Alta (cerca de Bahía Blanca) para estar cerca para el nacimiento de G. Primero le mostré las alianzas, y después le confesé que además, pequeño detalle, estaba con contracciones. Mi abuelo ya estaba durmiendo, mi papá y mi hermana menor se habían ido a llevar a mi hermana del medio a la casa de su novio, y mi mamá también se había ido a acostar. Fuimos a levantarla sabiendo que nos mataría si no lo hacíamos, y ahí se armó un campamento en la cama de mi mamá. Volvieron los que se habían ido. Mi hermana llegó a lo del novio, se enteró de la situación, se pidió un remisse y llegó a casa más o menos a los 20 minutos. Ella es fotógrafa, así que enseguida nos sacó las que serían mis últimas fotos con panza, y las primeras con anillo. (Mili, si estás leyendo, copate y buscalas, porque acá no las tengo y las quiero!!).
Era rarísimo todo. Yo tenía una mezcla de miedo, excitación y negación difícil de describir. Venían las contracciones y yo me levantaba de la cama, caminaba, saltaba y me agachaba, mientras aseguraba "nonono no es nada, no me duele, no es una contracción esto". Todos se reían de mí, malditos. Creo que sentían exactamente lo mismo que yo, salvo el dolor. Empezaron a sugerir llamar al obstetra."Dale, llámenlo", canchereé yo, segura de que el-obstetra-más-relajado-del-mundo les iba a decir "Pero déjense de joder, falta una semana, váyanse a dormir!". Pero no. El tipo nos mandó al hospital. Traidor. Pasamos primero por casa, porque yo me quería cambiar, sacar el maquillaje, no sé, algo. ODIABA la idea de ir al hospital a que me dijeran "Nooo chiquita, olvidate. Volvete a tu casa, esto es una falsa alarma". ¿Pero qué iba a hacer? Estaba con contracciones, el médico me había despachado para el hospital, y era una fuckin' primeriza que no tenía idea de lo que le estaba pasando!
¿Y adivinen qué pasó en el hospital? "Nooo chiquita, olvidate. Volvete a tu casa, estás con 0 de dilatación. Además, acá no hay camas". Ge-nial. Ok, al menos no era una falsa alarma, pero fuck you, partera mala y grandota que me enchufó a esos aparatos de monitoreo fetal, vino a los 10 minutos, me dijo "¿Por qué tenés cara de dolor? No estás en una contracción ahora" "No, pero acaba de pasar la última..." y ahí miró a J, revoleó los ojos y comentó "Uuuhh es una cagona esta..." Fuck. You. Te cambio! Además, nos boludeó por no saber con exactitud milimétrica cada cuánto eran las contracciones, y cuánto duraban exactamente. "2 hora de contracciones regulares cada 5 minutos, mínimo. Hasta que no pase eso, no vuelvan".
En fin, me dieron un supositorio (ese día me enteré de su existencia, divina experiencia para compartir con J, que se banca TODAS), y de vuelta a casa, a pasar una de las noches más largas de mi vida. J durmió bastante bien, yo dormitaba entre contracción y contracción.
A las 8 am nos llega un mensaje de mi mamá. Sorpresa! Había decidido que la inminente llegada al mundo de su primer nieto era levemente más importante que ir a trabajar ese día, y había faltado. Se ponía a nuestra disposición para venir cuando quisiéramos, así que ahora el campamento se había formado alrededor de mi cama.
Fueron muchas horas de contracciones,yo sufriendo en la cama, mamá sufriendo viéndome sufrir, y J, empecinado en joder a la enfermera mala, con el cronómetro. Tanto hinchaba con el tema, que se enojaba si yo osaba olvidar informarle el exacto momento en que una contracción pasaba!
A las 4 de la tarde mi mamá ya caminaba por las paredes, estaba entre su cortesía y sentido de la ubicación, de entender que ese momento era de J y mío, y su instinto materno de protegerme y llevarme a un médico YA! Con sutilezas cada vez menos sutiles convenció a J de volver a llamar al obstetra. Otra vez la misma respuesta: vayan al hospital. Otra vez la misma historia: "Nooo chiquita olvidate. 2 de dilatación" Pero esta vez, de la boca de una partera buena, linda, flaca y comprensiva, que me dijo esto: "Mirá, imaginate que estás por salir a un viaje.Ya armaste las valijas, las subiste al auto, y te subiste vos. Todavía te falta ir a la estación de servicio, chequear el aire de las ruedas, y cargar nafta". En este momento me parece que la analogía no tiene demasiado sentido, pero en ese momento, que alguien con uniforme me hablara con tranquilidad y respeto, y me dijera que al menos ya *algo* había empezado, me tranquilizaba. Quiso buscarme una habitación dentro del hospital para seguir con la dilatación ahí, pero no había ninguna disponible. Me recomendó volver a casa y meterme en la bañadera, pero le pedí por favor que no quería volver por 2da vez con esa sensación de primeriza exagerada y ridícula. Así que me dio otro supositorio (yay!), me felicitó por todo lo que me había aguantado (no me importa si era verdad o no, yo necesitaba ese tipo de apoyo), me volvió a explicar las técnicas de respiración que me habían enseñado en el curso preparto y que yo -obvio- jamás había recordado, y me dijo que volviera a las 6. Que tenía que lograr 2 cms más, que yo podía.
Fuimos al bar del hospital con J, y de ahí llamamos a mi casa y a la suya. Sorpresivamente, mi papá tampoco había ido a trabajar, y ahí los teníamos, a mis viejos y a mis hermanas, en menos de 15 minutos, sentados con nosotros. Todos se pusieron a hacer sus llamados correspondientes mientras yo me concentraba en respirar y me tomaba mi exprimido de naranja, lo único que podía tolerar en mi cuerpo además de un poco de helado de frutilla al agua que había mandado a J a comprarme unas horas antes.
Se hicieron las 6. 6:01 yo estaba en el ascensor, basta para mí, basta para todos. Tacto. 4 de dilatación! Se abren los cielos, bajan los papeles de internación. "Vos vas a querer la peridural, obvio" Partera mala de vuelta en acción. "Sí, obvio, forra", pensé, pero no lo dije, porque después de todo estaba demasiado dolorida como para andar peleándome.
J se quedó con los papeles y a mí me llevaron a la sala de partos, ya con la bata. Vino un ángel disfrazado de enfermera que me abrazó y me dio besos en la frente mientras el demonio sádico disfrazado de médico me clavaba una aguja en la espalda...a.aa...a.... ¿Demonio sádico te dije? Pero no, si somos amigos... cualquiera que me saque este dolor de esta mágica manera es mi amigo... ¿Cómo te llamás? Así le pongo tu nombre al bebé... (Jajaja, no, no fue así que G recibió su nombre!) Hola Javi! Volviste! Qué lindo te queda el disfraz de médico! ¿Lo conocés a mi amigo, el Dr Anestesia? Es un genio, me hizo volver a sonreir! Ah, ¿me puedo acostar? Ah, mirá qué lindo, toda la sala de partos a media luz, ahora... Chicos, me está entrando el sueño... "Shhh, descansá un ratito, ahora", me dijo el ángel. ZzZzzzz No me lo tienen que pedir dos veces.

Me desperté a las 8 pm. ¿Ya nació el bebé? Mmmm no, chiquita, esto no era cesárea... Ahora hay que empezar a parirlo. Say what? Yo ya estaba como para irme a mi casa para seguir 3 meses más con el embarazo... Pero no, G y el hospital tenían otros planes.
Bueno, acá empieza la parte gross y típica de todos los partos... Mucho manoseo, mucha sangre, pujá pujá, ¡no puedo! Dale, sí podés! En fin. Lo único realmente feo fue cuando la partera que estaba en ese momento (creo que era la buena) y la enfermera empezaron a detectar en el monitoreo que bajaban mucho las pulsaciones de G con cada contracción. "Bueno, ponete de costado y esperamos un ratito". Y se fueron. J estaba atrás mío, dándome la mano. La máquina empezó a hacer un piiip piiip. Vinieron las 2. Miraron el papelito que salía, pero que se cortaba justo porque la fucking maquinita juuusto se había quedado sin papel. "Claro, ahora está haciendo un ataque", se dijeron entre ellas. J me agarró la mano más fuerte, pero no me dijo nada. Si yo me daba vuelta y lo miraba a los ojos, sabía que me iba a morir ahí mismo. ¿El bebé estaba haciendo un ataque? ¿Lo decís mientras mirás algo que monitorea su corazón? ¿Es un ataque cardíaco? ¿Qué carajo me estás queriendo decir? Me acuerdo perfecto haber sentido que estaba dispuesta a cualquier cosa, cualquiera, por que a ese chico no le pasara nada. La cesárea era lo de menos, la aceptaba gustosísima. Si me querían abrir desde la garganta para abajo, estaba bien también. Si me tenía que morir ahí no importaba, pero dejen de decirme que "está haciendo un ataque", y sáquenlo.
Ahí toda esa calma que había habido se desvaneció. Empezaron a correr, alguien dijo algo de preparar el quirófano (fine by me!), y una partera le tiró a J un teléfono. Si te atienden, decile al Dr que venga urgente! No sé. Yo no entendía nada, ni quería entender. Le dieron a J una maguerita con la que se suponía que me tenía que dar oxígeno, cosa que a él le costaba recordar. Finalmente, la partera habló con mi obstetra (que no trabaja en el hospital, pero está autorizado a atender partos ahí), y le dijo que me acababa de romper la bolsa (ah! Mirá vos! Yo ni enterada), y que el líquido era cristalino, así que lo esperábamos a él.
Llegó bastante rápido, y empezó el show principal. Básicamente, pujaba cuando venía la contracción, nos relajábamos todos cuando se iba. Como G venía tomándose su tiempo para bajar, se me atravesó mi obstetra por encima de la panza para ayudarlo.
Cuando me juraban que faltaba poco, volví a sentir. Y no lo digo en un sentido metafórico-romántico de "volví a sentir porque se acercaba a mi hijo", no. Volví a sentir el dolor. EL dolor, mucho peor de como lo recordaba. Y saqué la Mirtha que hay en mí. "No, chicos, yo, así, no. Así, con dolor, NO." Me trataron de convencer de "transformá tanto dolor en fuerza, y vas a ver que sale ya!". Bull-shit. Espero al anestesista con las piernas cruzadas si es necesario, thank you very much. Vino mi viejo amigo, me renovó la dosis, resumimos lo que estábamos haciendo, pujo pujo, dale que viene, pujo, J vení a ver la cabeza, pujo pujo, dale amor te juro que le veo la cabeza, pujo, J callate la boca la reputaqueteparió, pujo, uno más, pujo, reflector apuntándome ahí, pujo pujo, uno más y estamos, pujo, G.


Un bebé en mi pecho, y se terminó el mundo, o el mundo se reinició, mejor dicho, y acá está G. Eso que sentía pateándome desde adentro, jugando a la mancha con mis órganos vitales, es este bebé espantosamente hermoso, cubierto de sangre y ahora quizás de alguna lágrima mía, suya o de J, no importa, porque ahora los 3 somos uno y yo no me quedo nunca más sola. Paz. Y AMOR.

Y ahí se lo llevaron, después de algunas fotos que nos sacamos, y se fue con J y yo me quedé hablando con el obstetra de la cosa que menos me interesaba en el mundo en ese momento: los puntos que me estaba haciendo por la episiotomía que me había tenido que hacer. So what? ¿Vos viste a ese bebé que se acaba de ir? ¿Vos viste lo perfecto que es? ¿Cuándo me lo traerán de nuevo?

Finalmente me lo trajeron, sacamos alguna foto más, y lo dejaron conmigo mientras J iba a anunciar la noticia a la sala de espera. G había nacido a las 21:51, estaba perfectamente bien, y había más de 40 personas listas para conocerlo.
Las más de 40 entraron esa noche a verlo por primera vez: abuelos, bisabuelos, tíos, tías, primas, amigas, amigos. Todos querían asegurarse de que esto de verdad estaba pasando. ¿O sería yo la que necesitaba la confirmación constante?
Esa noche nos quedamos los 3 solos. Yo traté de dormir un poco, pero el tema teta me tenía mal, y a G le estaba costando mantener la temperatura, así que lo acostaron conmigo. Además, empezó la relación padre-hijo, una de las más tiernas que me toca presenciar. J le cantó canciones de Vilma Palma E Vampiros. G le agarró un dedo con toda su mano. Puro amor, y yo ahí en la cama con la certeza de que lo mejor de mi vida acababa de empezar.

7 comentarios:

  1. Lo leí todo de un tirón (el post anterior y este)... Y sólo puedo agregar 2 cosas:
    1. Me emocioné. Qué momento increíble cuando por fin ves a tu bebé y te lo ponen en el pecho. A pesar del dolor, de las parteras malignas, de todo. Es algo indescriptible. Te hace olvidar de todo.

    2. Habría que encerrar a las parteras malvadas en alguna isla desierta para que tengan que sobrevivir sólo con harpías como ellas.

    beso

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  2. Ayyy hace tanto que estoy esperando este post!!! HERMOSO el relato, emocionante y fuerte...me dió miedito te digo y me hizo pensar la cantidad de cosas que las mamás somos capaces de soportar por nuestros cachorros...sin dudas todo ese dolor, el miedo, la incertidumbre, las dudas...TODO VALE LA PENA...
    Gracias por este post tan lindo, me hizo llorar de cagazo al principio y de felicidad al final! Muchos besos y aunque no tenga tiempo a veces para comentar te leo SIEMPRE SIEMPRE.
    Mai

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  3. Encima ahora mi bb se mueve y empiezo a pensar que falta poco para conocerlo...
    Y la emoción me desborda de pensar en ESE momento de sentirlo en mi pecho, de ver el amor de mi marido y mi hijito...
    Que fuerte...
    Besos
    Mai de quedificilseryo

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  4. Yo también lo leí todo de un tirón, y sólo sabrás lo que sentí ese día, cuando a G, le pase lo primero "no lindo" que le tenga que pasar y podrás entender, todo lo que te quiero, desde mi alma, desde cada una de mis células, y podrás saber porqué me quedé veinte minutos llorando en la puerta de tu casa mientras te ibas al hospital, por qué hubiese querido estar en tu lugar y que no sufrieras ni siquiera un minuto. No recuerdo el día de tu nacimiento por lo que sufrí,aunque esa sea una anécdota recurrente en mí. Lo recuerdo porque en el momento que te puse sobre mi pecho y sentí que las lágrimas de tu papá mojaban mi cara, supe que eso era la felicidad absoluta, y que desde ese día y para siempre yo tenía un motivo inigualable para querer vivir. Te amo hija

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  5. Qué emoción este post!
    Y otra emoción el comentario de tu mamá!!!!
    Yo ya dije que si se puede elegir, en la proxima vida elijo ser hombre, antes por no sufrir el parto, cesarea, andreses, injusticias laborales y demases... ahora porque pienso que además de todo se sufre con las hijas!
    Te mando un beso grande

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  6. Mate, totalmente. Si hubiese podido hacer una escena de cine de ese momento, hubiese pasado todo en cámara rápida y con alguna música heavy metal, hasta el momento en que apoyan a G en mi pecho: silencio, y cámara lenta. Hasta que se lo llevan, y sigue el ritmo de antes.
    Lo de las parteras, yo me encargo de llevarlas hasta allá y dejarles una radio sin batería! Ayy qué cagonas! ¿Le tienen miedo a los animalitos salvajes de la isla? Pffff!

    Mai, gracias por todo lo lindo :) Te aseguro que viviría todo eso de nuevo, 100 veces más, sin cambiarle nada (bueno, quizás la enfermera mala). Tengo un excelente recuerdo de las contracciones, porque cada una me acercaba un poco más a G. La peridural es más chota, pero en ese momento la recibís encantada! Te deseo el mejor parto, y espero que te quede un buen recuerdo, como a mí!

    Ay, madre mía, diste la cara! Me encantó que hayas estado conmigo ese día, y todos los días subsiguientes! Sabés lo fundamental que sos en mi vida y en la de G. Es loco, yo recuerdo hasta el sufrimiento con cariño, fue el mejor día de mi vida sin dudas. Te quiero madre!

    Lola, sí, ok, pero J se perdió sentir al bebé adentro suyo... ¿Qué tienen los hombres que pueda compararse con eso? Ah, sí, la despedida de Palermo de Boca, me había olvidado (!!!) jajaja!

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  7. Llego tarde para comentar, pero necesitaba tener 5 minutos sin interrupciones para deleitarme con el relato completo!

    Qué lindo y emocionante! Desde tus palabras hasta el comentario de tu mamá.

    Dos cosas:
    Los anestesistas son los mejores amigos... ohhh yeaaahh!!!
    Y J... NO LE PUEDE CANTAR WILMA PALMAAAAAAA!!! jajajaja Pobre criaturita, recien llegada y se tiene que soportar una música semejante! No hay derecho! jajaja

    Besos!

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