Christmas in August

Mi amiga -compañera de 2do grado en el colegio- H, se fue de vacaciones de invierno. La muy afortunada (no, no le voy a decir la muy turra) se fue nada más ni nada menos que a New York. Con todo lo que le he comido la cabeza desde que la conozco con los blogs y la yankee way of life, era esperable, casi lógico, que se ofreciera a hacerme de 'mula' trayéndome todos esos ítems preciados que sólo existen de México para arriba y que sólo una obsesionada con EEUU como yo puede conocer. Genial-genial. Sólo que me recontra colgué, nunca busqué bien qué quería, nunca le pedí a J su tarjeta de crédito para comprar por Amazon, nunca me pude sentar a pensar cómo discernir, entre taaaantas cosas, con cuáles quedarme.

El plan B, entonces, era "bueno, yo te doy dólares, vos me traés lo que te parezca". Un plan más cómodo para mí, pero mucho más complicado y comprometedor para ella, quien cargaba con la responsabilidad de elegir por mí.

Después surgió todo el temita este del casamiento, justo cuando terminaron las clases y no veía más a H diariamente en el cole. Entonces pensé que todas esas cositas que me quería comprar eran mucho más caprichos que necesidades, que tenía que replantear mis gastos superfluos, que ya fue, que si algún día cumplo mi sueño y voy, ahí me iba a poder desquitar. Y si nunca voy, bueno, mala suerte. Moving on.

Peeero el título de este post seguramente les haya adelantado lo que finalmente sucedió. H me dijo el jueves, cuando volvió: "Te traje el regalo de cumple de G. Me da cosa caer el día de la fiesta con las manos vacías, pero realmente estoy muy ansiosa porque lo veas, y sé que ese día él va a estar lleno de regalos y no va a entender nada". Ok, perfectamente razonable, pensé yo, y acepté recibir el regalo en nombre del bebé. 

Sacó de una bolsa un Mickey Mouse bastante grande. G está obsesionado con Mickey últimamente, es lo que más le fascina de la compu, porque su tía le muestra la presentación del programa todo el tiempo. "Ay, H, se va a morir cuando lo vea! Es el mejor regalo que se me puede ocurrir". Y me dispuse a volver a mi clase, feliz con Mickey e imaginando la cara de felicidad de G cuando lo viera.

Pero no. La cosa no terminaba así. El muñeco no era lo único que H había traído para nosotros. De la misma bolsa fue sacando, uno por uno, todos los regalos. Cada cosa que salía me dajaba más muda, más sorprendida. Nunca, NUNCA, me imaginé que podía estar tan loca de hacer una cosa así. Miren y díganme si no están de acuerdo conmigo en que se fue al mismísimo carajo. Mi amiga, de sus vacaciones, me trajo estos souvenirs:

1. Un body que dice I (heart) NY. Muero muerta en este instante. Le quiero poner a G una visera y una radio de esas gigantes al hombro y jugar a que estamos en Harlem. ¿No? ¿No da?

2. Un vaso con bombilla de Toy Story, con un muñequito flotante. Obvio que todavía ni bola, pero G lo va a amar cuando se lo deje tocar.

3. Los Post-Its más lindos que vi en mi vida, con formas de corazones.

4. Stickers galore. What a teacher really, truly wants. Qué lástima que se los tengamos que dar a los niños...

5. 3 lápices portaminas. También irán al stash futuro de G.

6. OHMYGOD OHMYGOD El libro de Tina Fey que ya fui a buscar a Kel 3 (TRES) veces y no está en Argentina!!

7. Un teacher's lesson plan book, que ya le informé que yo no voy a usar ya que planifico en la compu, pero que de ninguna manera me permitió devolverle.

8. Una pizarra magnética para escribir con marcadores, que es también un Chore Chart para organizar las tareas domésticas de toda la casa (de hecho, dice "helps you organize your kids -- or spouse!).

9. Pack de 3 bodies de Baby Gap, que vinieron con la promesa "Los vas a amar".

10. Pijama de Mickey, divino, abrigadísimo, que ahora es enorme pero esperemos que le quede para los próximos fríos.

11. Bolsa enorme de M&M's de maní. Ya la destinamos: será degustada en la intimidad de nuestra noche de bodas. Iupi!

12. 6 cucharitas de plástico, bien duras y largas, que me vienen genial para cuando G decida empezar a practicar alimentarse por sus propios medios (¿cuánto falta?)

13. Peanut butter!! Nunca comí, y muero por probarla... Dieta, go home!

En fin. ¿Alguna vez se quedaron sin palabras, sin saber cómo agradecer un regalo que jamás, jamás imaginaron? Eso fue exactamente lo que me pasó el jueves. Zarpado. H, si estás leyendo, no sé, flaca, estás re loca. Ojalá alguna vez pueda devolverte este gesto tan enorme, pero bueno, incluso si nunca viajo y no te puedo regalar ni un chupetín, al menos espero que sepas que contás conmigo para lo que me necesites, que estoy feliz de tener una amiga con quien trabajar, ya que no he tenido demasiada suerte en ese departamento y la diferencia entre una compañera y una amiga, de verdad, es abismal.