Salúdenmen

Porque aunque el título que tengo por ahí tirado dice que mi día es el 13 de octubre, mis alumnitos, año tras año, me aseguran que mi día es hoy, hoy, y sólo hoy.

Me hubiese gustado hacer el profesorado de Inglés, lo admito. Pero tenía 18 años y por algún motivo, desde chiquita, estaba convencida de que quería ser psicóloga. Y cuando una nena de 8 años dice una cosa así, todos la festejan. Y le aseguran que sí, que evidentemente eso es lo que tiene que ser. Y cuando una chica de 18 años tiene una universidad a la vuelta de su casa, y le tiene terror a la palabra buenosaires, entonces se arregla con lo que hay. Y a veces, muchas veces, se equivoca. Pero sepan que una chica a la que siempre le dijeron que sí, que psicología, no va a abandonar, por más que se dé cuenta, por más que sospeche que ni Freud ni Lacan ni la Gestalt tienen un lugarcito para ella.

Un día de marzo, en el 2006, me llamó la directora de un colegio de la zona, bilingüe súpertop, ofreciéndome un 2do grado. The catch: todavía estaba en la facultad. The other catch: la teacher que tenían estaba teniendo un affaire con el padre de uno de sus alumnos y saltó todo. The megacatch: empezás mañana.

En ese momento dije que no, por supuesto que no, ¿de qué me hablás? Yo no soy teacher, soy psi-có-lo-ga, o casi. Si quisiera lidiar con 25 pibitos hubiese elegido otra carrera, ¿no? Ja.

A fin de ese año, cuando me faltaba sólo un cuatrimestre y ya me veía venir que por ese lado no andaba la cosa, llamé de nuevo a esa directora. Como era lógico, no tenía nada para ofrecerme, pero me iba a tener en cuenta. Di por olvidado el asunto y me puse a leer los clasificados, a ver si alguien buscaba una secretaria, o una fiambrera, o una astronauta.

Pero hete aquí, que en febrero de 2007 tuve un deja-vu. La misma directora, el mismo ofrecimiento: 2do grado, arrancás mañana. Esta vez me animé, y así empezó mi romance con don Sarmiento.

Ojo, yo intenté estudiar. Empecé el profesorado un mes después de empezar a trabajar. Les aseguro que mi abandono no fue culpa mía: ese año conocí a J, y al año siguiente, cuando ya tenia 2 colegios y el profesorado, decidimos que mi nuevo domicilio permanente y oficial sería su casa. Era clarísimo que ALGO había que ceder. Y como el profesorado era lo único que me sacaba plata en vez de dármela, y, let's face it, a nadie le importaba un carajo si yo estudiaba o no, hasta ahí llegué.

Si no hubiese sido por las chicas que conocí, diría que mi paso por psicología fue una pérdida total de tiempo. Qué bien hubiera estado una bola de cristal allá por marzo del 2003. O una buena dosis de súper voluntad para seguir con el triple turno. Hoy ya estaría recibida. Pero no casada. No tendría a G. No sé si todavía estaría con J, imagínense que no era la persona más dócil y alegre del mundo por esos días.

¿Me preocupa el futuro? La verdad, un poco sí. Sé que hay muchísimas personas en mi misma situación, pero no me sirve ese consuelo de tontos. Sé que en este país las cosas tardan muuuucho en cambiar, pero igual. Estoy ejerciendo una profesión para la que no estoy habilitada. No digo que no estoy preparada, porque siento que sí lo estoy, que he hecho muchísimo camino en este corto andar, que le pongo muchísimo amor y dedicación y que leo y me instruyo por mi cuenta, pero ¿la verdad? El papelito es importante, aunque después lo pierdas en un cajón. ¿Cuántas de ustedes estarían dispuestas a dejarse revisar por un doctor que tiene un montóooon de experiencia, pero que en realidad cursó únicamente jugando con la vecina cuando era chico?

No mi miento jurándome que en algún momento voy a retomar y terminar el profesorado; sé que es bastante poco probable. Me permití fantasear con la idea de hacerlo a distancia, pero también me pareció caro y time consuming. Por el momento no hay amenaza concreta, mis 2 trabajos están asegurados y ya me animo a decir que es muy probable que renuncie al de la tarde, cosa que antes nunca hubiera hecho por miedo a que nadie más considerara tomarme.

Es un tema complejo. Confío en que cuando llegue el momento, va a haber forma de solucionar el problema. Mientras tanto, sigo disfrutando de mis chicos, de mi trabajo, y por qué no, de los regalos, que prefiero mostrarles en otro post.