martes, 26 de junio de 2012

Me duele acá

Hoy a la mañana mi mamá me mandó un mensaje que contenía mi peor pesadilla: "A Genaro le duele el oído". Pánico instantáneo. Flashbacks de incontables veranos dedicados al llanto, al dolor, a pensar nada más que en el puto puto dolor que todo lo invade, todo lo toma. A mí me sacaron 4 muelas de juicio en un mismo día. Parí un hijo después de 25 horas de contracciones. Y prefiero combinar esas dos cosas antes de volver a pasar por una otitis.

Así que, verán, era todo un tema. Llegué a la casa de mamá a buscarlo, lo vi bien, pero le pregunté, "Geno, ¿adónde te duele?" Y se llevó la mano a la oreja. Ahuecó la manito y se cubrió el pabellón, como tantas miles de veces he hecho yo, buscando inocentemente algún respiro al dolor. Listo. Era todo lo que necesitaba ver. Hay que ver a un médico YA.

Fuimos a la guardia del Hospital Austral, que no es lo mejor que te puede pasar en la vida, pero es lo más rápido y accesible por estas zonas. Y la verdad, nunca me fue del todo mal ahí. Me dijeron que lo que tenía había empezado con un resfrío (hace días que está con mocos), que sí, que tenía el conducto colorado e inflamado, pero que no llegaba ni a ser una otitis media, y que tenía, además, la garganta destruida. Eso sonaba muy lógico, porque anoche, después de mucho tiempo, decidí traerlo a Geno a dormir en nuestra cama, porque no podía seguir escuchándolo toser de esa forma y solito en su cuna.

En fin, un bebé enfermo. Nada grave, nada preocupante, excepto porque es mi hijo y es su oído y es el mejor ejemplo de helplessness, de impotencia, que se me puede ocurrir. Estás ahí y te duele, y yo estoy acá y a mí no me duele y no puedo hacer nada para ayudarte a vos. Lo único que puedo hacer es darte este remedio espantoso que odiás, ponerte este spray nasal que te da una sensación horrible, ponerte estas gotas en los oídos que te hacen sentir incómodo. Y como el alivio no es inmediato, sentís que te estoy torturando. Y más impotentes nos sentimos los dos.

Como pienso tantas veces, qué suerte tengo de que este sea nuestro problema. Qué afortunada soy por estar quejándome de un resfrío de mi hijo, cuánto tengo que agradecer el hecho de que es la primera vez en casi dos años que tengo que faltar al trabajo para cuidarlo, para dormir abrazados, para controlar que la fiebre no le dure mucho. Esto no es nada, va a pasar en dos días, tres, o quince, no importa, pero va a pasar, y sé que si una mamá está transitando una enfermedad grave de algún hijo, me va a querer putear en veinte idiomas. Lo acepto. Pero esto es lo que nos está pasando hoy, y sé que habrá muchas otras mamás en una situación parecida a la mía, para quienes esto realmente sería un tema, y por eso me animo a escribirlo acá.

Ahora, desviando el tema hacia otro lado, quisiera saber qué opinan de lo que hice hoy. Me refiero a faltar a mi trabajo para llevarlo a la guardia. A ver, les aclaro que, en realidad, no me quedaban muchas otras opciones. Era faltar yo, o llevarlo a él, en ese estado, al jardín. Mi mamá me dijo que tenía que quedarme con él, casi que me obligó, me dijo que no se me ocurriera seguir sus pasos y dejar de estar con un hijo que te necesita por ir al trabajo, donde todos somos prescindibles. Todo un gran shock viniendo de mi mamá. Y un gran shock para mí misma hacerle caso, porque ODIO faltar a trabajar. Miraba la hora mientras esperaba que nos atendieran y me parecía irreal no estar donde se suponía que debía. Pero la verdad, creo que donde realmente se suponía que debía estar era con mi hijo, ¿no?

Ya está, ahora ya lo hice y no me sentí mal, porque no estaba mintiendo, pero sí rara. Mañana y pasado vamos a hacer el enroque del siglo para que yo pueda ir a trabajar, y Geno quedará al cuidado de varias personas, en distintas casas, los dos días. No es lo ideal, pero no puedo, les juro que no puedo, faltar 3 días al trabajo por un resfrío de mi hijo. Y eso que tengo a mi mamá, la voz de la experiencia, arrepintiéndose de haber pensado igual que yo hace muchos años. Pero no sé, es más fuerte que yo. Se ve que crecí con ese ejemplo y ahora no me alcanzan sus palabras para convencerme.

¿A alguien más le pasa algo así? ¿Soy la única que lo piensa diez mil veces antes de faltar a trabajar sin haber agotado todas las posibilidades? ¿Soy una maldita yegua por dejar a mi hijo al cuidado de otros cuando podría olvidarme un poco del colegio para quedarme con él? Mamásviejas, no sean demasiado crueles, ¿sí?

domingo, 17 de junio de 2012

Haciendo la tarea

Las mamás no-creativas, o no habilidosas con las manos, como es mi caso, temblamos cuando abrimos el cuaderno de comunicados del jardín y vemos notas como la que nos llegó hace unos días. Nos pedían nada más y nada menos que armáramos una bandera de la familia (!!), pero no una bandera argentina, una propia nuestra, que mostrara los valores que nos identifican. Recontra chan. Porque no es que no tengamos claros nuestros valores, es que no tenemos idea de cómo plasmarlos en una hoja tamaño A4, blanca, usando la técnica del collage, o témpera, o acrílico, o lápices de colores! Pánico instantáneo, que lógicamente hizo que pateáramos en encargo hasta el último momento: hoy.

Y lo bien que hicimos, porque Javi se iluminó y tuvo una idea que me compró de entrada. "¿Y si ponemos nuestras 3 manos, con témpera?" Yo agregué "Dale! Y alrededor los dedos de toda la familia". Y digo que estuvimos genial en dejarlo hasta hoy, porque con el tema del Día del Padre, vimos a todos-todos, de los 2 lados!

Acá les dejo el modelo terminado.



Y acá, la explicación que anexamos para el jardín:


El valor más importante en nuestra familia, es, precisamente, la familia. Es la que nos da identidad, haciéndonos quienes somos.
Elegimos representarnos a través de nuestras manos. En el centro, nosotros 3: nuestras manos siempre unidas, entrelazadas. Alrededor nuestro, el aporte de todos los abuelos, abuelas, tíos, tías, primos y primos de Genaro, que son muchos!
Tenemos la suerte de estar bien acompañados en todo momento y su apoyo y amor son lo que más valoramos.

No sé si hay algo más por agregar. Estoy tan agradecida de que Genaro crezca sabiendo que tiene tanta gente alrededor, con quienes puede contar incondicionalmente. Me atrevería a incluir a mis amigas en esta lista, también, pero por motivos técnicos no pudieron ser de la partida de la bandera.

Quiero que mis hijos siempre sepan que tener dos familias grandes, fuertes, bien constituidas, imperfectas, enquilombadas, incondicionales, es el regalo más grande que podés recibir. 

domingo, 10 de junio de 2012

On having girls

Finalmente lo supimos: mi amiguísima amiga M. está esperando a Felicitas. Yo no podría estar más  contenta con la noticia, porque ella se merece tener una hija. Yo no.

Sé que M le va a enseñar a esa nena cómo ser mujer, y yo nunca podría. Acá me saco todas las capas de feminismo existentes en mí y me dedico a esos indicadores inapelables de la femineidad. Porque M es inteligente, talentosa, profesional, decidida, emprendedora, autosuficiente por sobre todas las cosas. Y yo, pongámosle, casi que podría decir lo mismo de mí. Pero en ella existe otra dimensión, que yo no tengo, y que, en parte, ella ayudó a hacer crecer en mi interior.

M tiene, por ejemplo, un estante lleno de cremas que usa. Mil doscientos millones de perfumes que se pone todos los días. Trescientos tipos de maquillaje que sabe cómo usar. Sabe peinarse. Sabe vestirse. Sabe arreglarse para una fiesta y para un asado, también. Tiene un cajón lleno de tangas diminutas, y aunque todavía me cuesta creerle, me dice que eso no significa que sea una trola reventada, sino que está bien usarlas, sea para todos los días o para una ocasión especial. Sabe hacerse la french y tiene siempre las uñas prolijas. Me insistió para que me empezara a depilar con cera, algo tan básico que yo nunca había hecho. Sabe cocinar, conoce el nombre de todas las verduras y la consecuencia que cada alimento tiene en su cuerpo. Sabe hablar con los hombres, en plan amistad y en plan levante, y sobre todas las cosas, sabe también hablar de mujer a mujer. Tanto tanto, que fue a la primera persona, fuera de mis parejas, a la que le conté EL problema de mi vida. Y ella me escuchó, y un poco se rió de mí, minimizándolo, y yo le agradecí a la vida por habérmela mandado.

Si ustedes son como ella, se estarán sorprendiendo de que yo pueda admirar todas estas cosas de mi amiga. Pero son precisamente las cosas que ella me enseña, las que yo trato de aprender pero son difíciles de incorporar de grande.

Entonces pienso en Feli, en la suerte que tiene de haber elegido una mamá tan femenina, que le va a transmitir todas estas cosas sin que ella se dé cuenta, como estoy segura de que hizo su mamá con M, y así seguir una tradición familiar que veo de lejos, y con fascinación.

Definitivamente, M se merece una Feli. Y la Madre Naturaleza fue de lo más sabia en enviarme a Genaro a mí, porque todavía tengo mucho que aprender, mucho trabajo terapéutico para hacer antes de animarme a la tremendísima responsabilidad de criar una hija tan íntegra, tan completa como yo la sueño. O como yo la veo a M, que es más o menos lo mismo.

Yo me voy a encargar de cuidar a Feli de Geno, especialmente, porque supongo que le va a costar compartir la atención que hasta ahora es toda para él, y temo represalias. Y la voy a querer con todo el corazón. Pero además, secretamente, voy a estar prestando mucha, mucha atención a la relación madre-hija, por si la Madre Naturaleza en algún momento decide que llegó mi momento, que en la cancha se ven los pingos, y que es hora de dar el examen más difícil de mi vida.

viernes, 8 de junio de 2012

Pick your battles

Un concepto que siempre me gustó y que creo que contribuye mucho a la salud mental propia y la de quienes nos rodean es el de

("Elige qué batallas pelear")

Es desgastador tener abiertos mil frentes de batalla todos los días. Quejarse del frío, de la inflación, de lo mal que se portan los chicos, del sueldo bajo, de que hoy no pasan Graduados, de que tu marido se va a pescar todo el fin de semana, que la casa está desordenada y que tengo tanto para corregir. ¿Ven? Si me quejo de esto durante todo un día, me convenzo de que tengo una vida llena de problemas, la mayoría de los cuales no puedo solucionar. Si me enfoco en lo que puedo cambiar, la lista se reduce considerablemente, y cuando me vaya a la cama voy a poder sentir que algo hice, algo gané hoy.

Creo que el vivo ejemplo de este mantra es Javi. El pibe tiene el sí fácil, facilísimo, porque no se cuestiona si es justo y necesario brindar ayuda a los demás en todo momento. ¿Hay que ir a comprar pan? Sí, dale, él va. ¿No tenés cómo volverte a casa? No te preocupes, él te lleva. ¿Tu mujer se hace la boluda todas las noches a la hora de entrar los autos? Y bueno, alguien tiene que hacerlo. No se hace problema, no junta bronca, no destila veneno quejándose de todas las cosas malas que le pasan. Y con esta actitud, me hace dar cuenta de que en realidad, esas micro resignaciones diarias mejoran tu calidad de vida mental.

Ayer Javi no tenía auto, porque el suyo estaba en el taller, y por eso en SU día (ayer fue el día del periodista, para las colgadas como yo que ni sabían) tuvo que chuparse todo el frío de la mañana e ir caminando al trabajo. Para coronarlo, a la salida de mi colegio pinché una goma, e, inútil como soy, lo llamé para que viniera en mi auxilio. Se tomó un remisse y llegó, con una sonrisa, dispuesto a ponerse a trabajar. Tardó un montón, luchó, puteó, terminamos yendo caminando a una gomería a dos cuadras porque la rueda de auxilio estaba peor que la que estábamos cambiando. Conozco hombres que en ese contexto hubieran reaccionado como el Increíble Hulk, puteando a la mujer por pelotuda, al auto por viejo y choto, a los dioses del Olimpo por haberlo elegido justo a él para enviar las peores desgracias. Javi, inmutable. Porque hey, ya estamos acá, esto no se soluciona a los gritos sino con las manos. Hagamos, resolvámoslo, y continuemos nuestras vidas.

Ahora, cuando Javi elige una batalla que pelear, hay que escucharlo. Porque quiere decir que eso sí significa algo para él. Algo por lo que vale la pena luchar, preocuparse, e insistir. Por ejemplo, me sorprendió que tuviera una opinión formada sobre el jardín de Geno, que insistiera que era mejor a que se quedara en casa. Lo escuché, le hice caso, porque sabía que si se metía, era porque estaba seguro de lo que sentía. Lo mismo pasa con casi todas las decisiones: en general me las deja a mí, porque sabe que soy más combativa, pero cuando habla, se paran las rotativas y todos tratamos de respetar sus deseos. Porque son pocos. Porque son los que él considera trascendentales. Y porque sabe elegir qué batallas pelear. 

domingo, 3 de junio de 2012

Con el perdón de Eli... volvieron las listas!

Eli, mirá para otro lado, perdón, pero el público me aclama! Por voto popular... volvieron las listas!

En este mes de junio, largo y frío, pretendo...

Para mí
*Renovar el stock de pastillas (NO queremos babies hasta el año que viene!)
*Arreglar la cerradura del auto.
*Animarme a manejar por primera vez en Buenos Aires (OMG)
*Animarme a usar las CUATRO washi tapes que me compré en algo, cualquier cosa, algo!
*Usar el súper imán que me compré para armar el menú semanal.
*Pagar las patentes del auto.
*(La veo difícil pero) Ir a Puro Diseño.
*Sacar muchas fotos! ¿En qué momento dejé de hacerlo? Ya ni con el celular...

Para Javi
*Empezar el TFL.
*Arreglar para ir a su viaje bautismo en aladelta ¿o parapente? Ya ni me acuerdo.
*Esmerarme un poco con el día del padre.
*Cocinarle más.
*Acompañarlo a cambiar un pantalón que le quedó pendiente.

Para la casa
*Ordenar todas las porquerías que se acumularon en la heladera.
*Limpiar bien la misma.
*Llevar lo que haya que reciclar.
*Ordenar las facturas que se acumularon sobre el televisor.
*Lograr que Javi me culegue algo que tengo pendiente.
*Terminar una ridiculez que juro que me va a quedar bien y seguro me sale un cachivache.
*Colgar un 'coso' que tengo en el cuarto.
*Vaciar un baúl lleno de diarios que ya no va a usar Javi.
*Solucionar tema plancha (no anda)
*Hacer que Javi solucione el tema campana (se cortó la cadena, sí, tenemos campana en vez de timbre, what?)

Blog-related
*Escribir por lo menos 2 veces por semana.
*Ir a un encuentro "'íntimo" (?)
*Conocer bloggers nuevas
*Ir a APAER

Para otros
*Terminar lo que empecé en lo de mi suegra: la organización de sus facturas.
*Organizar un encuentro con mi querida tocaya Ana G, que me reclama -con justa razón- hace tiempo.
*Comprarle algo lindo a Felicitas/Valentín (baby en la panza de mi amiga M.) (NO ES MEMÉ!)
*Comprar/buscar medias can-can para ponerle a Geno (medio femeninas pero HACE FRÍO!)

Para el cole
*Armar posters para la pared.
*Bancarme la reunión de padres como una lady.

Me prometí que la iba a hacer short and sweet porque era el regreso triunfal a las listas, pero ya voy mil, así que la dejo acá, y si hay algo lo agrego.