El hermano

Genaro se enteró de mi embarazo el mismo día que nosotros.

Mentira, él se enteró antes. Hay una de esas historias locas que suelen darse en estos casos. Resulta que un día cualquiera, a principios de diciembre, llego de trabajar al mediodía y me recibe Geno, contento como siempre. Pero como nunca, me levanta la remera e insiste con darme un beso en la panza. What?? "Geno, qué hacés? Por qué me querés dar un beso ahí?" Le pregunto, risita nerviosa de por medio. "Feli", me dice, lo más campante, y se va a jugar. Feli, recordemos, es la bebé de mi amiga M, que en ese momento tenía 2 meses. "Jajajajejejiji", tiré así como si nada, mientras mi mamá me causaba jaquecas con su mirada inquisidora.

Así que para mí que él ya sabía. Pero de todas maneras, el día del Evatest hablamos adelante de él sin problemas. Al otro día, cuando lo fui a buscar al mediodía a lo de mamá, me cuentan que había estado mal toda la mañana. Y mi vieja tira la frase matadora: "Mira Anita, yo no sé qué es lo que no quiere este chico, pero lo único que repitió toda la mañana fue 'No quero, no quero, no quero!' Le preguntamos mil veces y no nos supo contestar qué es lo que no quiere, pero no quiere". Chan. Angustia instantánea, "Vamos al jardín Geno, dale" Escape por la tangente. En el auto le dije "Geno, vos sabés lo que está pasando, no?" "Shi". "Sabés que vas a tener un hermanito, pero eso es buenísimo! Las tías son mis hermanas y yo las quiero mucho. Además, vos vas a ser mi amor para siempre, siempre, siempre, eso no va a cambiar". Silencio reflexivo hasta llegar al jardín.

Esa tarde se repitió la historia. Cuando lo fui a buscar al jardín, la señorita me recibió con malas noticias. "Ana, no sé qué le está pasando a Geno, pero hoy estuvo angustiado toda la tarde, se metió en la casita y salió llorando 'Mamáaaa!' desesperado. Era lo único que repetía..." Ahí no aguanté más, se me llenaron los ojos de lágrimas y rompí el pacto. "Lo que pasa es que... no te puedo decir oficialmente lo que pasa, porque no se lo dijimos a nadie todavía, pero es lo que estás pensando..." Me pareció necesario compartirlo con ella para que no se preocuparan de más por Geno, y para que lo pudieran entender mejor.

A partir de ahí, Geno tuvo un par de días más de furia, pero al poco tiempo se le pasó. Hoy en día, sabe que mamá tiene un bebé en la panza; si le preguntás cómo se llama, contesta "Uno", "Tres", o cualquier cosa de la que estuviera hablando previamente, porque convengamos que tampoco es su tema favorito en el mundo. Hace algo que muestra que está completamente confundido anatómicamente, pero me parece tan tierno que no se lo corrijo: cada tanto me levanta la remera, hace como que me "arranca" algo de la panza, y se lo guarda en la suya. "Lito, bebé Geno". Y me ayuda a llevarlo un rato, prometiendo que lo va a cuidar. También se lo pasa al padre, y una vez hasta al Sapo Pepe. Se ve que el chico tiene claro que en esta casa, el cuidado de los pequeños NO es exclusiva responsabilidad de la señora madre.

Algo que me deja tranquila es ver cómo él cambió su actitud hacia Feli y Fausto, los dos bebés que nos rodean y que justo dan en ser ahijados mios, para ponerle el moño a la situación. Al principio él no quería saber nada de nada con ellos, cuanto más lejos mejor, y nunca a upa mio. Últimamente, no sé si por acostumbramiento, porque los ve más grandes o por la madurez del hermano mayor (?), los busca, los quiere, les habla, les da besos y abrazos, y hasta pide que le den a Feli para tenerla a upa! Eso me da la pauta de que aún si tenemos un comienzo difícil con el nuevo pequeño intruso, las cosas van a mejorar eventualmente. Y si no es así, ni me lo digan, porque yo me ando aferrando a esa ilusión.