viernes, 19 de noviembre de 2010

Crack baby

Y no, no es que yo haya consumido cocaína durante el embarazo. Es sólo que G es un crack. Así de simple.
Hace poco encontré una página que proponía el método "Dormir sin llorar". Todo lo que implique dormir más para mí siempre es tentador, así que prolijamente recorrí la página, imprimí lo que ofrecen para hacer el seguimiento del sueño, etc. De repente descubro un detalle importantísimo: el gran súper archi objetivo del programa es que los bebés (al menos los de la edad de G, 2 meses) durmieran un gran total de.... 5 horas!
Chan. G, por sí solito, duerme alrededor de 4 horas por noche, de corrido, generalmente de 22:30 a 2:30. Además, toma su última mamadera casi una hora antes de dormirse, así que lógicamente, cuando se levanta, lo hace con más de 5 horas de ayuno, desesperado por comer. Así que le doy otra mamadera y... vuelve a dormir! Últimamente, además, vuelve a su moisés o al huevito (dependiendo de dónde se durmió in the first place), y ahí puede durar hasta 3 horas más. Así que al fin y al cabo, mi bebé llega a dormir más de 6 horas por noche casi seguro! Si bien por supuesto a mí me gustaría que ya empezara a dormir 12 horas de corrido cada noche, se ve que todavía no han perfeccionado el método "Enseña a tu bebé de meses a dormir como un adolescente que volvió del boliche a las 7 am", así que para eso tendré que esperar ¿cuánto? ¿15 años? Pff pero si 15 años no es nada...!
Además, por otro lado, la página esta proponía como fundamental establecer una rutina de antes de dormir, para que el bebé supiera qué esperar, cómo lograrlo, haciendo siempre lo mismo, etc. Una vez más, yo, toda primeriza y prolijita, empecé a delimitar mentalmente cómo sería esa rutina, qué milagros habría que hacer diariamente para poder cumplirla y, sobre todo, cómo iba a hacer para convencer a su papá de la importancia de estar en casa todos los días a las 22:00 para leerle a su bebé, al que le da lo mismo que le hables gu-ga-gu o de política internacional, el cuentito de las buenas noches.
Y pensando, pensando, llegué a la conclusión de que aunque innegablemente las rutinas deben ser geniales y súper necesarias para los bebés, el mío no parece necesitarlas. El pibito tiene sus límites: nunca se va a quedar despierto más allá de las 11 de la noche, y no te va a andar pidiendo permiso a vos para dormirse: adonde sea que estemos, cae. Y adonde sea que lo llevemos, él va, pero sigue durmiendo. Así es como ya hemos ido con él a comidas multitudinarias, todo tipo de reuniones familiares, cumpleaños de 15, noches de juego, reuniones de amigos. Y él siempre igual: "Chicos, todo muy lindo, pero yo estoy muerto. Por suerte mis viejos me traen siempre el huevito así que yo me voy a dormir. No, por el ruido no se hagan drama, en serio. La luz tampoco me molesta, cuando mucho cierro la capota del cochecito (es convertible, las minas me aman). Lo único que les pido es que no me rompan las bolas tratando de despertarme antes de que yo lo decida, porque igual no lo van a conseguir".
Es genial, pasa de la practicuna que tiene en lo de los abuelos a mis brazos al huevito al auto a casa... lo bajamos en nuestro cuarto y él ni enterado! Así que no, mejor rutinas no, que se adapte día a día a nuestras vidas, que tampoco son tan caóticas, sólo que nos gusta que sean así, un poco impredecibles.
Como anoche, que ninguno de los dos tenía ningún interés ni voluntad de cocinar, y decidimos lanzarnos a la aventura de salir a comer, los 3, más amigos que se fueron sumando, a un bar. Un bar-bar, que aunque los jueves es restaurant, justo ayer tenía un evento con... karaoke! Así que ahí estábamos, nosotros comiendo, tomando, charlando, y él, al lado, en su huevito, haciendo lo único que está dispuesto a hacer a esa hora. La única regla que pedimos fue nada de cigarrillos cerca del bebé, y por supuesto todos la cumplieron. Cuando el karaoke empezó a subir el volumen, aunque él ni se enteró, igual nos fuimos a otro sector del bar, que estaba cerrado (tenemos contactos), y ahí todo fue más tranquilo.
Me encantó poder congeniar los dos aspectos que más 'chocan' en mi vida (mamá y ¿ama de casa? por un lado, 'chica' de 26 años por el otro), sin sentir que le hacía mal a nadie.

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