lunes, 6 de diciembre de 2010

La verdad que mi embarazo fue espectacular. Nunca tuve ninguno de los síntomas típicos e indeseados: mareos, náuseas, vómitos. Ni siquiera se me hincharon los pies! Podía dormir de noche y mi libido estaba intacta. Sí tuve dolores fuertes de espalda el último tiempo, pero generalmente se solucionaban mejorando la postura.
La fecha probable de parto para G era el 9/9/2010, pero siempre la tomé como una fecha estimativa. Estaba sergurísima de que iba a tener que esperar mucho más que eso para conocerlo, entonces tomaba ese día como el que empezaría la seguidilla de días de altos niveles de ansiedad, creyendo que en cualquier momento G iba a llegar.
Hice el baby shower el 21/8, todavía faltaba bastante así que estaba de lo más tranquila. Hicimos una "apuesta" entre todas para ver qué día nacería, algunas coincidieron conmigo en que sería después del 16/9.
Secretamente, en lo más íntimo, yo soñaba con que fuera el 1/9, fecha de mi aniversario de convivencia con J, pero ese día llegó y no pasó nada. Esa noche teníamos pensado ir a comer al restaurant más caro que conocemos por esta zona (Kansas), y después volver y seguir el 'festejo' en privado en casa. Me empecé a preparar. Cuando estaba a punto de entrar a la ducha, sentí algo que no había sentido nunca antes en mi vida, que me hizo frenar y agarrarme del lavatorio. 'Ok, qué es esto?' me pregunté, pero no me quise dar manija y decidí seguir como si nada. Me bañé e inmediatamente empecé a fantasear con que lo que acababa de sentir podía llegar a ser la 1era de una serie de contracciones que terminaría en G, pero como no sentí nada más, mi mente divagó para otros lados y ahí quedó. Salí del baño, me vestí, me peiné, me maquillé, y le dije a J que estaba lista para ir.
En cuanto puso el auto en marcha, de nuevo ese dolor. Esta vez sí se lo conté a J, pero en tono de chiste: "Bueno, mirá, me parece que estoy teniendo contracciones. Cómo nos ves terminando el aniversario en el hospital?" A él le pareció tan gracioso como a mí, y partimos.
Durante toda la comida estuvimos haciendo chistes con lo mismo, yo sentía contracciones cada tanto pero eso no me impedía seguir comiendo todo lo que me pusieran enfrente. La comida estaba riquísima y aunque tenía que parar a cada rato para concentrarme y respirar hasta que pasara el dolor, no iba a dejar de comer.
En un momento le conté a J que había tenido la intención de hacerle un regalo, pero que había preferido contar con su aprobación y guía ya que se trataba de tarjetas personales y era mejor si él mismo decidía qué poner. "Igual", le dije, "el trato era no hacernos regalos, así que todo bien".
Cuando dije eso, él sonrió y sacó del bolsillo una cajita envuelta en el distintivo papel de la joyería más conocida de por acá. Empecé a quejarme: "No vale, dijimos sin regalos, yo no tengo nada para darte..." y cuando lo empezaba a abrir, otra contracción. "No, no, esperá que pase el dolor, no quiero que lo abras estando así..." Esperé, entonces, y después lo abrí. Y en esa caja donde esperaba encontrar un collar o un par de aros, vi dos alianzas. Y lo miré a J y él con una sonrisa enorme me dijo "Quería que fuera oficial. ¿Te querés casar conmigo?"
Vale aclarar que el tema del casamiento estaba charlado de antemano. Ya teníamos pensada hasta la fecha (01/09/2012), pero el hecho de hacerlo patente y tangible con alianzas nunca se había mencionado. Así que para mí fue una sorpresa enorme, que terminó de coronar esa noche perfecta.
Como el hospital donde iba a nacer G es en extremo católico, empecé a hacer chistes con que "Menos mal que ahora tengo una alianza, si no no me iban a querer atender", y cosas del estilo.
Para cuando terminamos de comer (entrada, plato y postre, no me iba a quedar con las ganas de nada), ya no cabían dudas de que estaba teniendo contracciones cada más o menos 10 minutos, y que algo estaba pasando...
En el viaje de vuelta a casa le pedí a J si podíamos pasar por la casa de mis papás. Mi excusa fue que quería mostrar las alianzas y contarles del flamante compromiso oficial, pero en realidad necesitaba estar con gente que hubiera pasado por esto antes, alguien que me explicara de qué se trataba y, sobre todo, que me asegurara que todo iba a estar bien. Sentía que me estaba por convertir en madre, pero quería sentirme hija por última vez antes de obtener el nuevo título.

(Lo dejo acá porque veo que se está haciendo eterno, y quizás si lo termino en otro capítulo habrá chance de que alguien lo lea...)

4 comentarios:

  1. I just wanted to say thank you for taking the time to comment on my blog - and if I could read Spanish, I would read yours too :)

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  2. Qué romántico todo!!! (sí, aunque me lo discutan para mí Kansas tiene un ambiente medio romántico... el de Palermo al menos)
    Tu bebé, super oportuno!
    Al margen, me hiciste reir con la parte del sanatorio católico. Vos sabés que tengo una amiga que trabaja en un hospital, que cuando lo construyeron hicieron un pequeño anexo (donde hoy funciona el jardín maternal, la cocina, el lavadero y cuestiones por el estilo) que originalmente estaba destinado para las (horror-horror) madres solteras, que obviamente no podían estar (ni ellas ni sus bebés) en las mismas areas que las señoras debidamente casadas con libreta, anillo, iglesia y bendición papal. Y se reía porque decía que si ahora tuvieran que regise por el mismo criterio el pequeño anexo debería ser para las señoras casadas y todo el resto para las solteras!
    Quedo pendiente de la continuación!!!

    Besos

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  3. Totalmente; las casadas son minoría por lejos ahora!

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  4. La última oración me dio goosebumps! cuánta nostalgia arrancada derrepente... ya me va a tocar a mí(naaa te imaginás?!)

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