Ayer fuimos con J y unos amigos a ver la obra de Antonio Gasalla, "Más respeto que soy tu madre". (¡Más respeto a mi propia madre, que se quedó cuidando a G!) A mí, una entusiasta de los blogs de la primera hora (casi), me encantaba la idea, y me acordaba de cuando todavía no entendía mucho de la vida y leía la Bitácora de una mujer gorda creyendo, efectivamente, que lo escribía la tal Mirta Bertotti y sorprendida de que pudiera ser tan demasiado bueno para ser real.
En fin, fuimos, después de haber conseguido milagrosamente entradas en el mismo día. Resultaron ser en la anteúltima fila del pullman (way up high, aunque el teatro era relativamente chico), pero, a pesar de las quejas de los hombres, se veía todo lo que había para ver.
La obra, en sí, me gustó. No me mató, no me llevé demasiado, pero me gustó. Creo que me ayudó el haber leído el blog para entender algunas claves de la narración, porque se ve, como en la vida bloggeril misma, cómo se salta de tema en tema cual yendo de post en post. Me pareció de una cotideaneidad exageradísima; todos los clichés de la clase media empobrecida juntos, condensados en dos horas de una misma familia. Personalmente, hubiese preferido que las dos horas fueran en realidad una y media...
Además, si me hubiesen dado el guión para "curarlo" y que quedara más acorde a mi propio gusto, le hubiese hecho algunos cambios:
1. Primerísimo y principalísimo, le hubiese sacado las escenas de insinuación de incesto (entre hermanos y con un abuelo). No sé, pero para mí, con eso no se jode, ni es gracioso en ninguna medida.
2. También le hubiese sacado algunas escenas con referencia escatológica, pero porque me dio mucho asco. Se ve, igual, que en esto estoy más sola, porque todos se morían de risa cada vez que hablaban de las esculturas que un chico hacía con sus propios... deshechos. Puaj.
3. Le hubiese reducido las malas palabras un 20%, ponele. O sea, hubiese hecho que alguuuuna frase perdida, al menos, no dijera alguna variación de laputaqueteparió o pendejodemierda.
4. Hubiese hecho a los chicos un poco más grandes. Ponele, que la chica tuviese 17 en vez de 14, y el chico 19 en vez de 15. Detalles, y creo que esto sí puede tener que ver con un desconocimiento mío de la realidad social en barrios más humildes...
5. Le hubiese puesto un cachito más de ternura, que de esa, creo yo, también hay hasta en las peores familias, ¿no? Las pocas escenas donde los personajes se demostraban algún cariño fueron, lejos, las que más me gustaron.
Para terminar este extensísimo intento de crítica, quiero destacar lo que me pareció lo mejor de la obra, y es, lejos, Antonio Gasalla. Me quedé alucinada por cómo todo, todo, giraba alrededor suyo, por cómo no paró de hablar en dos horas, por su lucidez y rapidez y genialidad. Entiendo que ya hizo esta obra miles de veces y la tiene de taquito, pero precisamente, hacer algo tan largo tantas veces y ponerle a cada obra la misma garra? Wow. No podría ni empezar a pensarlo. Mi más sentido aplauso y admiración hacia él, porque si bien convengamos que no está haciendo un texto complicado, le está poniendo voz, cuerpo y alma a una obra larguísima, y a mi gusto es él quien la sostiene y la hace valer la pena.
Qué genial!
ResponderEliminarPorque yo vi esta obra en el 2009, cuando estuve en Argentina y la verdad es que me pareció buena pero esos 5 puntos que mencionás, describe tal cual lo que noté y lo escribiste genial!
Gracias Alicia! Qué honor viniendo de vos! Gracias por pasar siempre!
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