Fotopost

No es que no extrañe el blog, no. Pasa que el calor me impide pensar, las neuronas no hacen sinapsis, y sólo paso los días contando las horas cual preso que espera su sentencia de muerte, sólo que ésta ya llegó, el 21 de diciembre pasado, pero alrededor de marzo me dan una prórroga, hasta el próximo verano.

Bueh. Suficiente fatalismo y desesperación para un post. Les quería mostrar en qué ando, qué me anda deparando este 2012, además de predicciones de fin del mundo, que, francamente, me tienen bastante intranquila.

Recibimos el Año Nuevo haciendo algo demasiado yankee, demasiado pensé-que-jamás-lo-haría: engamé a la familia. Nada over the top, no se asusten, pero como yo me compré un vestido largo, a rayas, blanco y negro, en Agarrate Catalina, insté a J a seguirme y comprarse una camisa al tono, aunque cuadriculada.

Y ya que estábamos, a G lo vestí de blanco y con zapatillas negras. Ah, y me olvidé de ponerme aros. Cuak.

Me pareció medio nerd el tema, pero whatever. Quizás lo empecemos a hacer todos los años, ¿por qué no? Si J es tan genio que se copa con cualquier idea loca que le tire...

La noche del 31 salimos a bailar, (wow!), y a eso de las 4, me di cuenta de que me tenía que hacer cargo de lo que me estaba pasando: eso que me molestaba, era un amoroso dolor de muela de juicio. Como ya me había pasado alguna vez unos años atrás, no le di demasiada bola, una amiga me dio algo para el dolor, y a otra cosa. Pero cuando me levanté el 1, y más el 2, el dolor era irremable. Así que los señores de Osde me consiguieron una odontóloga de emergencia, que me dio el diagnóstico más temido, y unos días después...

Ta-dá!! 4 muelas menos. Ya me habían sacado 4 cuando me pusieron brackets... así que soy 8 muelas más pobre que el resto de los mortales. Mi duda es: ahora que el Ratón Pérez demostró que no piensa desembolsar los 200.000 dólares que le exigí, ¿qué hago con estas amigas? La sugerencia que nos dieron hasta ahora fue hacer un collar para J... ¿alguna otra idea?

Además, en un paso por una farmacia amiga, tuve un impulso y lo hice: volví a los 17.

O ni siquiera, porque recordemos que yo a los 17 era un ser oscuro y que si me pintaba las uñas, probablemente lo hiciera de negro. Pero ahora soy feliz y hace calor y si me quiero pintar las uñas de naranja colorado lo haré, k?

Continuemos. Otra cosa que descubrí estos días es que nadie escucha a las madres jóvenes. O a las primerizas. O a ambas; no sé qué atributo hizo que se ignorara mi orden directa de no-quiero-que-G-reciba-regalos-de-Reyes. Nooo, para qué van a escuchar a alguien tan insignificante en la vida del niño como su madre? Ahí fueron un par de abuelos, a comprarle una toalla. Una bisabuela le trajo un autito. Un padre le compró un cocodrilo de plástico enorme y completamente inútil, y otro par de abuelos, una moto de agua inflable. ¿Qué? Como leyeron:

Y bueno. Qué quieren que les diga. Admito que no es una mala orden para ignorar, aunque vamos, por favor, alguien que me banque, que me haga la segunda y reconozca que un nene de un año y pico no se va a poner mal si un día cualquiera no recibe un montón de regalos que no necesita per se, que no se va a ofender para siempre con los Reyes ni se va a replantear qué hizo mal durante el año. G tiene todo lo que necesita, se los juro, no lo estamos privando de nada, no es que soy una yegua que no quiere que su hijo reciba cosas por deporte. Sólo que no es ecológico, no es sustentable, no es beneficioso desde ningún punto de vista. Ojo, obvio que no me estoy quejando, agradezco que piensen en él y le hagan regalos, pero por favor, no se sientan mal si de repente un día no lo hacen.

Finalmente, el sábado 7 de enero tuve una despedida de soltera, e hice unos nametags ya que el tema para la decoración era "hombres" (¿?). Recorté tipitos más o menos apetecibles de revistas, les hice decir a quién de las invitadas le ´daban´, y plastifiqué todo con contact frío. Rápido y fácil, y me parece que quedó bastante bien.

Era necesario tener nametags porque éramos dos grupos de chicas, que no nos conocíamos entre nosotras. ¿Quién se casa? Un amigo de J. ¿Entienden lo que les estoy diciendo, o se los deletreo? Mientras yo estaba en la despedida de esta chica, jugando -literalmente- al juego del paquete con sus amigas, haciendo prendas como 'cantá una canción' o 'tocate la nariz con el dedo del pie', J y sus súper amigos estaban yirando por los bosques de Palermo, antes de hacer su parada final en Cocodrilo. Kill me. Kill me now.

Pero me la aguanté bastante bien, sólo hubo una amenaza de divorcio y fue posterior, así que bastaaaante mejoré. Estoy bastante orgullosa de mí misma, thank you very much.

Mañana nos emprenderemos en la gran aventura de viajar 8-9 hs en auto con un niño de 16 meses hasta Punta Alta, a ver a mis abues. Me gusta la idea, aunque temo qué será de nosotros... Por lo pronto, decidimos salir a las 18 pm, cosa de viajar mientras él duerme... Veremos cómo nos va.

Seguramente el próximo post sea desde la playa! Nah, mentira. Odio la playa.