martes, 12 de marzo de 2013

16/40

Querido diario:
Hoy se cumplen 28 días desde la última vez que escribí acá. Nada mal para alguien que tenía la intención de escribir casi a diario...
Las cosas y la vida van pasando y todo va transcurriendo con tanta calma y felicidad que es hasta difícil tratar de plasmarlo. El embarazo va bien, sin sobresaltos, hasta me dijeron en una ecografía que, efectivamente, estoy esperando a Victorio, como yo quería. Y aunque me dijeron que "no me juegue la vida" a que es varón, es difícil no hacerlo, cuando es mi deseo y mi presentimiento si les gusta y todo lo que se acomoda a mi vida. Así que sí, señor doctor, me estoy jugando la vida a que usted vio lo que tenía que ver antes de decirme que espero otro varón.
Genaro crece, crece, se multiplican su vocabulario y sus ocurrencias. Habla con Vitto cuando se lo pido; nunca espontáneamente. Habla de Vitto cuando le preguntan, "Ok, sí, sé que está ahí, que hay alguien ahí, pero no es mi tema favorito, mejor hablemos de otra cosa". Juega, juega, todo el tiempo. Se ríe, y corre, y se enoja, y vuelve del jardín con el triple de energía que me queda a mí después de dos colegios. Jugamos a la Play, a los rompezabezas, con los autitos, bailamos el baile del caballo, miramos el programa de "los tucos", o trucos, ese de Marley, y charlamos. Una de mis partes favoritas del día son los 10 minutos, que a veces se vuelven 15, donde me acuesto con él en su cama y me 'lee' sus libros. O le pregunto sobre el jardín, y me cuenta lo que hizo. O repasamos todo lo que hizo de divertido en el día o en el fin de semana, para que se vaya a dormir lleno de recuerdos lindos. Hoy nos fuimos solos a tomar el té, y fue de lo mejor. Compartimos, hablamos, nos reímos. Se portó perfecto y manejó bastante bien el tiempo que pasó entre el primer "me quiero ir" hasta subirnos al auto. A la noche fuimos al cumple de una de sus primitas. Lo vi cuando llegamos y cuando nos fuimos; el resto del tiempo se la pasó jugando por ahí.
Y yo estoy embelesada, muerta de amor, y disfrutando tanto este momento de conexión total y de libertad, impensables hace un tiempo. Y enseguida, claro, me agarra el "¿qué hice?", porque me acuerdo que toda esta libertad tiene próxima fecha de vencimiento. Volver al "¿cuánto hace que comió?", "hamacalo a ver si deja de llorar", "otra vez tiene húmedo el babero" y demás delicias de las madres de bebés. No quiero, te juro querido diario, no quiero eso. Pero claramente hacia allí voy. Esta vez tengo más miedo que antes, porque ahora ya sé a lo que me enfrento, pero esta vez voy más tranquila que antes, porque sé que la luz no tarda tanto en aparecer, que el túnel, después de todo, no es tan largo.
Los otros aspectos de mi vida siguen sus cursos naturales, mi matrimonio feliz, mis trabajos estables y con 3 grupos de chicos que me tienen ocupada y contenta, el resto de las familias y mis amigas bien. Me reto todos los días por no llamar a mis abuelos, ahora que viven cerca, pero los días se van pasando y no encuentro el momento. Mañana lo hago, basta.
Este blog, este diario, este espacio, abandonado, como habrás notado. No sé si cambiarle el nombre. No sé si dejarlo acá y empezar uno nuevo. Creo que voy a empezar por deshabilitar los comentarios, salvo para aquellos posts desesperados donde ruego que me orienten en la vida. Justo hoy me siento armada, siento que no necesito orientación ni validarme en la mirada de los otros. Sé que mis amigas virtuales me leen, sé que se alegran por mí y me desean lo mejor. Sé que la mayoría de las nuevas visitas virtuales vienen con la mejor onda, comenten o no. Y también sé que me lee gente que preferiría que no lo hiciera, pero un blog es público o es privado, y hace un tiempo decidí que este blog es público, y ahora a bancármela. Cualquier cosa, mi mail anda por ahí, mi facebook lo tiene el que quiera, y en twitter soy _ann_ .
Hasta pronto, espero, querido diario.