jueves, 18 de noviembre de 2010

Aventurándonos al mundo

Hoy nos tocó el control oftalmológico que nos había pedido el pediatra. Para no ir al súper hospital que tenemos cerca, ese en el que nació G, ese en el que inevitablemente tenés que esperar más de una hora porque está sobresaturado, ese mismo, elegí una oftalmóloga del pueblo, que me quedaba a 3 cuadras de casa.

La idea, entonces, era to keep it simple, vamos acá cerca, volvemos, y ya. Pero, por supuesto, o si no habría post alguno, no. Llegamos y en la sala de espera de más o menos 10 sillas, no había asientos libres. Mala señal. Me acerco a la secretaria y mira con cara de espanto el cochecito. "Genial", habrá pensado, "un bebé llorando va a hacer la espera más amena para todos..."

Enseguida me dijo lo obvio: iba a tener que esperar bastante. Y me ofreció lo más lógico: andate y volvé. "Ok", pensé yo, "supongo que es lo menos malo que podría hacer... ¿En cuánto vuelvo?" Así que nos fuimos, con la promesa de volver en una hora.

Era momento de tomar una decisión. Podía volver a casa, 3 cuadras para atrás, o ir 3 cuadras para adelante y llegar al 'centro'. Lo pongo así porque una plaza, un par de bancos y algunos negocios no constituyen algo demasiado céntrico, ¿no? Pero es lo que tenemos por acá. Me decidí por avanzar, y, ya que estábamos, imprimir unas fotos. Al principio, la luz estaba cortada en varias manzanas (just my luck), pero por suerte después volvió y lo logré. Pasé a saludar a la mamá de un amigo -tiempo sobraba- y desde ahí llamé al consultorio. Me pidieron 15 minutos más, volví en 20... y esperé media hora. Ge-nial.

G está perfectamente bien, y obvio que eso es lo que importa, pero estaría igual de bien incluso sin la espera interminable en un lugar no acostumbrado a bebés, donde todos nos miraban con cara de "Lo único que te pido es que no empiece a llorar..." Por suerte éste es un bebé bastante sobreadaptado en situaciones sociales: el pibito te puede aullar una hora sin parar y sin motivo aparente en casa, pero llegamos a algún lugar público donde el silencio es importante (consultorios, un casamiento en una Iglesia, ¡un minuto de silencio en una cena!) y pum, se convierte en uno de los Ángeles de Charlie (?) Hoy, incluso, se durmió una siesta a upa un rato antes de que nos llamaran, y me dejó leer las típicas revistas de sala de espera (de febrero/2008, pero esa no es su culpa...)

Como le dice su padrino, este pibito es un crack.

1 comentario:

  1. "el pibito te puede aullar una hora sin parar y sin motivo aparente en casa, pero llegamos a algún lugar público y pum se convierte en uno de los ángeles de charlie... " jajajajajaja... es genial!!! no hace ni falta que me digas que en esos momentos lo querias revolear por los aires.

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