No una dieta loquísima; de hecho es bastante sensata y llevadera, pero hay cosas que históricamente, desde que nos ubicamos temporalmente en la categoría 'persona a dieta', están prohibidas, fin.
La semana pasada, un niño de mi clase al que llamaremos Felipe porque ese es su nombre, cumplió años. Como muchos de los otros chicos, trajo su torta con mucha emoción y pidió comerla por la mañana. Yo, que no tenía nada mejor que hacer, accedí. Busqué la bendita torta en la cocina, rogando que fuera de vainilla, para no tentarme, pero nooooo, el señorito -o su madre-, evidentemente estaba empecinado en hacerme la vida difícil.
Era una chocotorta, cubierta de granas rojas y blancas ("ES ALUMNI, NO ES DE RIVER, ¿¿NO VEN QUE TIENE UNA PELOTA DE RUGBY?? ES ALUMNIIII") pero adentro, en vez del clásico mix crema + dulce de leche, tenía una crema más suave, más clarita, y HELADA.
Sólo con cortar la torta y -lo admito- chuparme el dedo después de limpiar el cuchillo, pude darme cuenta de que era muy posiblemente la mejor chocotorta que se había cruzado en mi camino. Y aquí viene mi disyuntiva.
Justo entró mi compañera, H, quien también tiene estos mambos, decididísima a comer un pedazo. Yo le dije que no. No por mí, por ella. Pero insistió. Le dije que se iba a sentir culpable, me aseguró que no. Le dije que fuera fuerte, me dijo que no le importaba. Y se comió un pedacito. Adelante mío. De un bocado.
Creo que presenciar eso, ver cómo había sido sólo un bocado, 1 segundo, un minuto en la boca y gone forever, lo que me dio fuerzas para aferrarme a mi yoghurt, darle a Felipe lo que había quedado de torta para que lo repartiera en el recreo, y seguir mi camino sin mirar atrás.
Pero desde ese momento, pienso alternadamente estas dos cosas:
1) Estuve genial, fui fuerte y no comí algo que sabía que me iba a hacer sentir culpable después; la sumatoria de todos estos NO es lo que eventualmente me va a llevar a mi objetivo final.
2) Fui una pelotuda; evidentemente esta chocotorta me importaba lo suficiente como para seguir pensando en ella una semana después; ahora nunca voy a tener la posibilidad de volver a comerla, y realmente ¿cuánto mal podía hacerme un pedacito más si lo ubico en toda la historia de mi vida?
¿Ustedes en cuál de estas posiciones se ubican más a menudo?
La muy maldita |
Obviamente la 2!!!!!!
ResponderEliminarPero no me tomes en cuenta porque en mi estado de ánimo actual me puedo llegar a comer un frasco entero de dulce de leche, y ni siquiera me vuelve loca el ddl.
Eso sí, nunca la hubiera comido de un sólo bocado, la disfruto por largos minutos.
Pero pensá que estuviste bien, si la probabas igual ibas a seguir pensando que nunca ibas a volver a probar esa delicia.
Y buenísimo la fuerza de voluntad! Si pudiste con esto, podés con cualquier cosa ya!
Besos!
La culpa, la culpa, la culpa! Soy todo culpa después de comer!
ResponderEliminarYo soy de las "quien te quita lo bailado", en este caso "lo comido"!
ResponderEliminarY después me carcome la culpa... pero mientras, me quedò ese gustito en la boca... jajajaja
Bien por la voluntad antichocotorta! Pero cuando te veas flaca, no te hagas una toda para vos eh!
Besos
Yo creo que hiciste bien. Te fortalece no haberla comido. Ya está pasó ahora a seguir con la dieta, con la satisfaccción de no haberla roto. paso a paso. Asi debe ser. Beso.
ResponderEliminarBuooooo es un poco la historia de todas las mujeres...seguir comiendo y reventar como un sapo o saber frenar. Porque hoy era la torta, mañana un lechón, pasado un muffin de chocolate y así...
ResponderEliminarCreo que lo importante es disfrutar de la vida. Ya tendremos tiempo cuando seamos grandes y tengamos colesterol, diabetes y todas esas cosas para lamentarnos el realmente no poder comer.
Yo me inclino porque las otras no te quedes con tantas ganas!
Besitos
Nooo, eso no se hace. Se come un poquito y después se afirma repetidas veces como un mantra "por un poquito así no pasa nada".
ResponderEliminarPare de sufrir!
Yo me la como de una. Pero te felicito por el control que tuviste.
ResponderEliminarCambiando de tema, qué hacen las maestras con el sobrante de las tortas? Siempre me lo pregunté...
Lola, ¡gracias! Esta semana tengo 3 cumples y mañana una salida con J. ¡La vida no me da tregua! Coincido en eso de jamás comer de un solo bocado... si vamos a pecar, ¡que dure!
ResponderEliminarAlicia, la maldita culpa. En el instante que me pongo a dieta envidio a la otra que soy yo también, la que come cantidades improbables sin sentir un mínimo rastro de preocupación!
Lu, GRACIAS. Es un paso más, una piedra con la que no tropecé. ¿Pero por qué tengo que andar transitando una cantera, la p*ta madre? jaja
Mili, Mili, Mili. Cuando sea grande no voy a poder comer nada con sal, ya está escrito en mi carta astral. Así que ese será el glorioso momento en que me dedique pura y exclusivamente al chocolate. Mientras tanto... es una lucha.
Mate, jajajaaaa el mantra!! ¿Sirve?
Marie, deschavémonos. LA REPARTIMOS ENTRE EL RESTO DE LAS MAESTRAS. Con que cada chico haya comido una miga, suficiente. El resto muere entre nosotras. Eso sí, al cumpleañero le toca el altísimo honor de ir a repartirla, recibir muchos Happy Birthdays gratuitos, y hacer sufrir a las pobres boludas como yo que nos aferramos al yoghurtcito. Ah! Y en un buen día, también les toca a los hermanos o a la maestra de la tarde.