Fiesta Virtual del blog de Natalia

Resulta que hace unos días vi en el blog de Eli la promoción de una Fiesta Virtual en el blog de Natalia, a quien no conocía hasta el momento, con motivo de la llegada de la primavera. Enseguida me gustó la idea, porque me encanta este tipo de eventos virtuales, pero la verdad que hoy no estuve ni estoy en casa, por ende, no tengo acceso a mi vastísimo archivo de fotos (?) que me permitiría hacer un post como corresponde.

Y la verdad verdadera, me parece que después de esto, volver a hablar de las virtudes de la mejor estación del año sería bastante repetitivo.

Así que vamos por una improvisación, más sencilla y casera, entonces:
Allá por marzo, cuando empezaba la primavera en el otro hemisferio, veía por todos lados gente revitalizada, envigorizada y muy entusiasmada con la idea de Spring Cleaning, y yo me moría de ganas, me contagiaba pero después miraba resignada cómo las hojas se empezaban a caer de los árboles... Ahora, los papeles se dan vuelta. En esos blog eligen botas de lluvia y trench coats, y yo veo extasiada cómo los días se van haciendo más largos, el sol calienta pero no quema, y casi todos los días invitan a picnics y plaza.
Y me toca a mí la limpieza de primavera. Limpieza, que en mi caso y mi casa se entiende como reorganización, reacomodo de cosas, de búsqueda de hogares permanentes a todos esos objetos que han ido llegando durante el invierno y fueron irremediablemente pospuestos. Y esa parte de la limpieza es la que a mí me entusiasma, porque de Harpic y Mr Músculo, ni noticias, che.

Qué bueno que está este momento del año. Las ganas de salir del cascarón invernal, de reencontrarte con las chatitas y guardar las botas cada vez más al fondo del placard. Y esta primavera es especial para mí, claro está, porque es la antesala al primer verano donde espero ver a G caminando, saltando, jugando en la pileta con su papá y disfrutando el aire libre.

Obvio, OBVIO, que cuando llegue ese verano podrán volver a este mismísimo blog a buscar un post lleno de odio, porque no hay nada que deteste más que el calor y sospecho que para un bebé tampoco será muy agradable, pero por ahora, no pensemos en eso.

Abracemos a la primavera, los pajaritos, las flores y los colores, hagamos planes de comidas al aire libre y paseos varios, desempolvemos los capris, miremos con pánico y preocupación a las bikinis, salgamos a caminar sin camperita.

Después de todo, por algo esta es la única estación que se recibe con tanta fanfarria, ¿no?